miércoles, 16 de diciembre de 2015

lunes, 14 de diciembre de 2015

miércoles, 2 de diciembre de 2015

lunes, 30 de noviembre de 2015

martes, 15 de septiembre de 2015

ACERCA DE NI UNA PALABRA DE ESTO: JAVIER CRISTÓBAL



Conocí al poeta almeriense
Germán Guirado en una de las insoportables reuniones poéticas que durante algún tiempo se celebraron en el Café Comercial de Madrid. Si alguna vez se han preguntado por qué los jóvenes no se acercan a la poesía les recomiendo que asistan a dos o tres recitales colectivos de poesía al azar. Si después de esa experiencia les queda alguna gana de ingerir egos histriónicos en forma de versos es que tienen unas bonitas tragaderas.
La cosa es que andaba yo mecido por el letargo de los rapsodas apolillados cuando escuché la voz de Germán Guirado como un toque de claxon. Leyó alguno de los poemas de su anterior trabajo “Escritos de lápiz de labios”, y fue suficiente para advertir un punto de vista radicalmente diferente acerca del quehacer poético: si el lenguaje ha muerto prostituido por los banqueros y publicistas, vamos a maquillar su cadáver con toda la inteligencia e ironía de unos ojos bien abiertos, y claro está, revolucionarios.
Así que German es uno de esos poetas profundamente desencantados, pero con el suficiente sentido del humor para no ser un coñazo revestido de autoimportancia.
Se agradece. De verdad que se agradece, joder.
Y con estos buenos mimbres era cuestión de tiempo que fabricara un artefacto como “Ni una palabra de esto”.
Me gusta pensar que, ya desde el título, Germán está participando de una cierta vocación de secretismo, de vida subterránea (la única posible) que reniega del exhibicionismo estúpido de la poesía internetizada. Y desde esa premisa el lenguaje parece recuperar algo de la dignidad que le corresponde a la palabra justa. Aquella que se dice necesariamente, casi en contra de la voluntad de uno mismo, que sabe dolorosamente de la urgencia de escapar del parloteo insoportable en el que vivimos.
 
“Apenas unos minutos jugando al escondite con Jara
son suficientes para darle esquinazo a la tristeza”
 
En pequeñas píldoras explosivas, contra los lugares comunes del discurso poético y peleándose por abrir una herida de honestidad por donde sea posible sangrar un verdadero significado:
 
“Métete el amor donde te quepa, corazón”


Y haciendo radiografías despiadadas que, por otro lado, son las únicas radiografías posibles:
 
“Su vida conyugal olía
como huelen las mesas
de los bares
 
tras pasarles la misma
bayeta húmeda
una
y otra
 
y otra
vez más”
 
Me temo que Germán Guirado  sabe bien a estas alturas que lo único que realmente puede desagraviarnos es la verdad, o por lo menos, la ausencia de mentira. Toda la ilusión de sentido construida interminablemente por los necesitados de refugio es ajena a la poesía. Es más, probablemente sea la destrucción de esos bien engrasados totalitarismo del significado la labor más urgente del poeta.
Amigo Germán, el rey siempre ha estado desnudo.
 
“Intentaba mostrarme su particular visión acerca de la poesía
fingiendo ignorar que los versos más rotundos de la noche
estaban siendo publicados por su escote”


Javier Cristóbal
, Revista Tarántula

lunes, 16 de marzo de 2015

ACERCA DE NI UNA PALABRA DE ESTO: JOSÉ LUIS MORENO-RUIZ

Tercer poemario de Germán Guirado, Ni una palabra de esto contiene versos como hachazos. Tajantes. Me parece que son aún más tajantes que en sus poemarios anteriores, cosa que se puede comprender perfectamente pues si algo queda claro es que Germán Guirado no le hurta el bulto de su verso a los peligros del suceder cotidiano; muy al contrario, va por ellos con el verso bien afilado y los taja como quien radiografía: para exponer y explicar.
Había querido poner ejemplos, pero me resulta dificil escoger uno u otro poemas: Si el inicio del libro es trepidante (Mi sangre busca un leve resquicio / por el que escapar a tu encuentro, dicen los primeros versos), cada poema supera el anterior, como cada verso supera al de la línea de arriba. Un portento. Me parece un trabajo titánico. No obstante, y casi al buen tuntún porque ya digo que me resulta muy difícil escoger un poema, me parece definitorio este XXVI:

Entre tanta metafísica barata,
observo por mi ventana cómo alguien
envuelto en una inefable bata
de andar por casa
le corta de forma irremisible
la barba a mi vecino,
y no mentiría si dijera que me apetece
meter estos calcetines sucios y rotos
en la lavadora
y poner la mía a remojo
con dos o tres cervezas
mientras me hurgo con virulencia
digital
en la herida.
Que mañana será otro día
con derecho de admisión,
pero sin un bendito libro de reclamaciones,
en esta vida de letrina,
donde poder cagarme en dios.

Ya digo, podría haber tomado cualquier otro poema y aun siendo por completo distinto, resultaría igual de tajante. Vale, pongamos otro ejemplo. Vaya el XXIV:

El dipsómano sumerge la respiración en alcohol
ignorando lo anfibio de sus penas.

Bueno, y aquí el XII:

Mis chicas nadan felices
en la piscina
de un mundo amparado
por socorristas asesinos.

Y, por supuesto, el XLVIII:

Poetas que defienden el poder de la poesía
para cambiar el mundo exterior.

Esos mismos poetas a los que,
curiosamente,
parece costarles tanto
un simple
cambio de muda
interior.

En fin, que tampoco me parece justo dar aquí el poemario completo. Sería peor que eso que dicen de contar el final de las películas (cosa que a mí, particularmente, nunca me ha importado porque detesto el suspense y me fijo y emocionan otras cosas): Busquen el poemario (muy limpia y bonita, original, la edición), que en algunas búsquedas hay un placer sólo superado por el hallazgo del objeto buscado.
Bueno, sí; uno más, el XXXVI:

Duda número treinta y seis:

Los poetas que escriben versos como el culo,
¿harán versículos?

Digo, en suma, que Germán Guirado sale a hacer leña del árbol blindado de la ciencia del mal de la vida, y digo que cada uno de sus versos es un hachazo en cada rama podrida. Para convertir el tronco en una cucaña.

José Luis Moreno-Ruiz, Contradiarios Moreno-Ruiz

viernes, 6 de febrero de 2015

viernes, 30 de enero de 2015

APENAS UNOS MINUTOS





II



Apenas unos minutos jugando al escondite con Jara
son suficientes para darle esquinazo a la tristeza.

domingo, 25 de enero de 2015

PRESENTACIÓN DE 'NI UNA PALABRA DE ESTO'



 




















Contrabajo: Ginés Peregrín Pérez
Fotografías: Juan Luis Viciana Artero



      La poesía es una especie de alquimia de las palabras: no solo se dice lo que está escrito; se dice, se entiende, lo que no se escribe; transforma en oro lo que es plomo en el pensamiento y aun en la expresión. Es un prodigio que se produce, no en el texto, sino en el lector. Y se produce, además, un convencionalismo tácito, inesperado y, a veces, ilusorio: damos categoría de verdad incontrovertible a lo escrito por el poeta, pues suponemos que el texto es emanación misma de su ser.
Hacer poesía no es ordenar palabras bonitas, o enigmáticas, ni articular un discurso epatant  basado en el virtuosismo formal. A veces la poesía es anfibia, y repta entre la sensibilidad más amable y la expresión más descarnada. A veces la poesía se comporta como las personas y, junto a lo que de sublime hay en nosotros, aparece el vocablo violento, la imagen escatológica y vulgar que también reside en nosotros.
Ni una palabra de esto es un ejemplo de todo lo que acabo de decir. Absténganse de leerlo quienes busquen en la poesía un depósito polvoriento de palabras bellas y sentimientos puros. La pureza en el hombre no existe y en la poesía de Germán tampoco. Hay en este libro una verdadera diatriba contra los poetas poetísimos, y contra la poesía concebida como función, o como redención.
Pero junto a la deserción con respecto a lo intelectual ("El trabajo de escribir poesía es el más parecido / al de maquillar a un muerto"; "Los versos gotean al compás de grifos estropeados".), a lo metafísico ("Nueve meses para nacer. / Toda una vida gestando la muerte."), junto a la abjuración de lo que postergamos para un futuro incierto ("Tenemos todo el tiempo por delante / ofreciéndonos su zanahoria"), surge la ternura de un momento de juego con Jara, la conciencia de que "el amor / o es urgente / o no es amor..." y el desconcierto que produce el hábito, la rutina, la pereza sentimental de los proyectos a largo plazo.
Hay series de poemas en este libro que nos ennoblecen y nos advierten del peligro de los clichés; otros que nos molestan en lo más íntimo; otros que nos indignan (como la magnífica serie de Sherezade); y otros que deberíamos leer todos a los que nos gusta escribir, como este en el que leemos el tamiz de la tristeza, el filtro del desencanto, el reconocimiento de nuestra ineficiencia vital:


La vida sigue coloreándose a mi alrededor
y yo obstinado en reescribirla
sobre un viejo cuaderno
de primaria gris.
 
Este Ni una palabra de esto de Germán Guirado, cuarta entrega de la Colección Máquina de escribir, de La oficina Ediciones culturales, es un libro que inquieta y reconforta a partes iguales. Como la palabra de un amigo.


José Escánez Carrillo, profesor y escritor



 


viernes, 23 de enero de 2015

NI UNA PALABRA DE ESTO




Ya están aquí. Recién horneados.
Doraditos por fuera, crudos por dentro.