El poeta de hoy en día
domina a la perfección
el subgénero
epistolar.
El poeta de hoy en día
recorre las calles
con mirada atenta,
bloc de notas en una mano
y carta de recomendación
en la otra.
El poeta de hoy en día
escribe de día
y vomita de noche.
El poeta de hoy en día
escucha música independiente,
devora cine de culto,
elige peinados asimétricos
y lee a Gala.
El poeta de hoy en día
luce calzoncillos bien apretados
y eterna barba incipiente
para que nadie repare
en los granos purulentos
que cada verso fallido le revierte.
Yo creo que el poeta de hoy en día, aunque vaya rapado, sea calvito o luzca melena, se peina capicúa: con raya al medio, como el culo.
ResponderEliminarJL