La Movida, globo sonda hecho con un condón usado, como definiera Fernando Poblet aquella cosa, se desinflaba por momentos incluso en su vertiente espectacular: ya nadie simulaba, nadie representaba en el escenario generosamente ofrecido unos pocos años atrás; las cosas habían quedado claras y hubo un trasvase inminente, de los movideros, al mundo de los yuppies tan incipientes como arrasadores, un fenómeno (pero menos, en realidad seguía siendo lo de toda la vida, lo de la explotación del menesteroso por parte de quienes disponen de los medios de producción) que alguien a quien lamentablemente no recuerdo, para hacer la cita conveniente, definió como yuppillaje. Esto quiere decir que no había condescendencia; que se tiraba a degüello; que ya no se acudía a disimulos artísticos; que muchos artistas, perfectamente situados, definitivamente situados, procedían a la ejecución de órdenes sin caretas, o a dictarlas, ya como verdaderos capataces, cuando no como reales empresarios que no precisaban de justificaciones digamos lúdicas (lo de lúdico había sido una suerte de santo y seña en los garitos-garitas de guardia de la Movida y la Posmodernidad).
Años 80 en Madrid. La Movida Catatónica, José Luis Moreno-Ruiz
Gracias por darle un poco de vuelo a este libro frustrado (uno más).
ResponderEliminarJL
Gracias a ti por ofrecernos este GRAN LIBRO de edición -ojo, sólo edición- frustada.
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte.
frustrada
ResponderEliminar