

Y la noche con todos sus monstruos entraba entonces
en danza entre miles y miles de berridos de sapos.
Louis-Ferdinand Céline, Viaje al fin de la noche.
No me asusta tu compañía,
más de una noche compartí mi jergón
con bestias en la enorme selva.
No me asusta la escasez de besos,
durante toda una eternidad
bebí lluvia con posos del desierto,
riqueza turbia de ríos mineros.
Dormí en chozas. Crecí desnutrido.
En mí habitaron fiebres, parásitos, soledad
y una incurable adicción a tragos
de un repugnante jarabe contra la tos.
-La tos como única compañera inseparable
cuando al amanecer las bestias desaparecen
hasta el siguiente crepúsculo-.
Conocí psiquiátricos repletos de gente
con miedo a morir, pensiones semiderruidas
con doncellas ensangrentadas en abortos fallidos,
niños envueltos en un final sonriente.
Nada puede ya inquietarme,
me digo;
acaso encontrar una salida
a este laberinto que se mece cada noche
en mi obstinada conciencia torpemente redentora.
De 'Menos Tú' (El Gaviero Ediciones)