miércoles, 23 de diciembre de 2009

UN LIBRO DE CINE









CLÁSICO IMPRESCINDIBLE




Mi último suspiro’ (1982) Luis Buñuel


Un año antes de su fallecimiento, una editorial parisina pone a salvo los recuerdos del octogenario cineasta aragonés con ayuda de su colaborador habitual Jean –Claude Carriére. Testimonio ineludible para los devotos de un artista universal. Ejercicio memorístico que arranca en Calanda y Zaragoza, lugares donde trascurren su infancia y pubertad como el mayor de siete hermanos de una familia acomodada que hiciera fortuna en la, por entonces, colonia española en Cuba. Con posterioridad, llegaría la adolescencia en la mítica Residencia de Estudiantes, espacio y tiempo claves en el devenir posterior de toda una generación de artistas de la que sería uno de sus máximos representantes junto a Dalí y Lorca. “De todos los seres vivos que he conocido, Federico es el primero. No hablo ni de su teatro ni de su poesía, hablo de él. La obra maestra era él. Me parece, incluso, difícil encontrar a alguien semejante. Ya se pusiera al piano para interpretar a Chopin, ya improvisara una pantomima o una breve escena teatral, era irresistible. Podía leer cualquier cosa y la belleza brotaba siempre de sus labios”. Con respecto al segundo (con quien escribiría su opera prima, ‘Un chien andalou’, en una fase de desencuentros con Federico) la amistad se iría deteriorando con el trascurso de los años, según Luis, debido al gigantesco narcisismo y al afán de notoriedad del catalán, unido a la dudosa influencia que supondría su esposa Gala. Más tarde llegan sus años en París, sumergiéndose de lleno en la escuela surrealista auspiciada por André Breton, y su paso, en diferentes etapas, por Hollywood, que le depararía alguna de sus más extraordinarias vivencias. “En aquella época la idea de participar en una orgía nos entusiasmaba. Un día, en Hollywood, Charlie Chaplin organizó una para mí y dos amigos españoles. Llegaron tres muchachas preciosas, de Pasadena, pero en seguida empezaron a pelearse porque las tres querían a Chaplin, hasta que, por fin, se fueron”. Un capítulo muy especial en sus evocaciones merece la Guerra Civil, cuya mayor parte viviría como hombre de confianza del embajador de España en Francia -el socialista Araquistain, antiguo periodista y escritor- en su labor de recabar el máximo apoyo posible del exterior a la causa republicana. Labor muy compleja por el desentendimiento de numerosas naciones, comenzando por nuestro país vecino al otro lado de los Pirineos. En el plano puramente cinematográfico, encontramos un más que interesante repaso anecdótico de cada una de sus principales películas, con particular detenimiento en las rodadas en México, lugar al que arribaría por pura casualidad y que llegaría a convertirse en la patria adoptiva de sus últimos treinta y siete años de existencia; llegando a adquirir, incluso, la doble nacionalidad. A medida que avanzamos en la prensil lectura de la presente obra nos percatamos de que trayectoria profesional y personal, en este caso, llegan a fundirse y confundirse –en un ejercicio de enriquecimiento mutuo- a través de la peculiar visión buñueliana del amor, la religión, la filosofía, los placeres más carnales (alcohol, tabaco y sexo) o la política. Los rodajes forman parte de la cotidianidad y, por lo tanto, cada nuevo proyecto de película que se pone en marcha es un necesario hálito de continuidad en un estilo de vida que pretende ir más allá de los manidos convencionalismos de la industria cinematográfica. En este sentido, ‘Mi último suspiro’ se cierra con toda una declaración de intenciones que dignifica a su autor: “Nunca en la vida he discutido la cantidad que se me ofrece por un contrato. Soy por completo incapaz de ello. Aceptaba o rehusaba, según los casos, pero jamás discutía. No creo haber hecho nunca por dinero una cosa indeseable. Puedo decir que lo que no haga por un dólar no lo hago por un millón de dólares”. No estaría de más que tomaran nota algunos mercaderes del templo de la cultura actual empeñados como están en seguir otorgando al dinero la dicotómica función redentora de musa y dios. Palabra de Diamanda.

Diamanda Cult
(Publicado en 'Vivir Almería', Diario Ideal. Septiembre 2009)


viernes, 18 de diciembre de 2009

MATRIMONIO DE LA HUMANIDAD



Se odiaron a vida en las riberas parisinas del sena.
Recitaron a herz imber en el fuerte de bahla.
Se besaron a traición en jerusalén.
Lapidaron a una joven adúltera en petra.
Contemplaron el lumínico renacimiento del monte tai.
Se perdieron entre multitudes en la isla henderson.
Lanzaron fuegos artificiales en hiroshima.
Sonrieron tumbados en la piazza del duomo de pisa.
Tropezaron a la vuelta de una esquina en tipasa.
Se tornaron extraños en las grutas de ajanta.
Estrenaron sus mejores botas en la gran mezquita
de divrigi.
Lamieron la lava de sus sexos en el cráter de vredefort.
Se refugiaron en los precipicios de bandiagara.
Cosechó su vello púbico en kuk.
Musitaron a vinicius en el anfiteatro el djem.
Se escupieron un no a la cara en la catedral
de aquisgrán.
Mordió su nuca en la isla mcdonald.
Olió sus pezones en la tierra del incienso.
Juzgaron al tiempo, por genocida, en berna.
Encanecieron en la ciudad universitaria de caracas.
Vendió su cuerpo en la isla de gorée.
Su saliva le supo amarga en el valle de los ingenios.
Cruzaron las miradas en el krak de los caballeros.
Se emborracharon hasta caer al cielo en la isla del pico.
La abrió en canal rideau.
Se sentó a esperarla bajo la acacia del teneré.
Naufragaron en la bahía de ha-long.
Se destruyeron en el valle de bamiyan.
Profanaron la tumba de su amor en el valle del boyne.
Se alimentaron de carne humana en auschwitz.
Sollozaron en los jardines de shalimar.
Se abrazaron en el fiordo de ilulissat.
Masturbaron con fervor a un niño en san pablo extramuros.
Dibujó su boca en gobustán.
Desollaron ballenas sombrías en el vizcaíno.
Gritaron hasta quedarse afónicos en el puente
de vizcaya.
Se arrojaron al vacío en la estatua de la libertad.

Inédito

viernes, 11 de diciembre de 2009

FELIZ NAVIDAD




En la oscuridad de mi mañana
pasada de vueltas,
busco a tientas mis brazos
para colocarme
en el lado preciso
del corazón. Mi camino hacia
la felicidad ya no es
verde,
ahora resulta que el camino
hacia la felicidad
se encuentra custodiado
por relaciones
conyugales de crecimiento sostenible.
Sus fachadas lucen un sospechoso
color mierda
por las que trepan
cientos de miles de papanoeles
casi tan horteras
como sus moradores.
Pero, ya está...
Se acabó...
Prometo dejar de flagelarme cada noche
en mi celda,
sustituir mi fusta por abrazos minutados
de felicitaciones navideñas
y devorar con la mirada
a todos aquellos
que hablan
sin mirar a los ojos,
que dejan su garra extendida
casi tan suelta
como sus esfínteres
cuando no encuentran
otra salida que enfrentarse
a la indigesta verdad.
Ya

está...
Brindaremos
con nuestras copas repletas
hasta
los bordes de arcadas de segundo sueño
y compartiremos las uvas,
esa blasfemia sin pisar.
Doce uvas que significarán
doce benditas oportunidades
para acabar globalmente
atragantados.

martes, 1 de diciembre de 2009

HORIZONTE ECOGRÁFICO TRANSRECTAL







El cielo es un culo donde llora
atrapado el Marqués de Sade.
Del cielo crepuscular
en la hemorroide sangrante de la pérdida.

(De 'Infierno nuestro que estás en el cielo', Banderín del Zaguan Nº.42)