lunes, 23 de mayo de 2011

NUESTRO AMOR








































































































Nuestro amor era un perro que dejábamos
atado a las puertas de los bares.
Un perro que no ladraba, ni lloraba,
ni se tumbaba a esperarnos.
Era un perro que sólo se lamía
las heridas de sus patas
y atravesaba con un hueso nuestro camino
hacia la tarde cuando borrachos
olvidábamos desatarlo y crujía su aullido
en las hojas secas del parque
donde una vez insistí en contemplar
tu meada caliente de cerveza rubia.
Nuestro amor era un perro que dejábamos
atado a las puertas de los bares,
un perro cojo con la extraña cualidad de comer
de su propia mano
sin necesidad de esperar las esquivas garras
de sus amos domesticados.

5 comentarios:

  1. Me ha llegado ¿eh? como casi siempre. "Nuestro amor era un perro que dejábamos atado a las puertas de los bares". Sublime.

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  2. De la ternura de la desolación.
    Otro gran, grande, grandísimo poema.
    JL

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  3. Tengo muy poquita voz, pero...muy desagradable. Aun así, creo que lo intentaría. Qué bueno es. Incluso en estos días revueltos y deprimentes, ha conseguido pararme en seco y dejarme maravillada. No sabes cómo te lo agradezco.
    Un abrazo grande, grande, Germán.

    La Lectora.

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  4. Gracias, amigos. Sois muy generosos.

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  5. Sí, soy yo, que este perro no conoce a su dueño.

    Germán

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