Del imperial visualismo
del cine se han derivado invenciones tan curiosas como lo que se llama en
Estados Unidos funny strips o comics, y en América Ibérica muñequitos o tirillas. Este género merece, a mi juicio, atenta consideración. Equivale a una literatura narrativa de baja estofa,
de contenido deliberadamente chabacano y pedestre, por entregas, y cuya novedad
estriba en ir disminuyendo el papel de la palabra, en favor del papel de lo
dibujado, de lo gráfico. El lenguaje de las tirillas,
puro diálogo, es como la última concesión hecha a la palabra humana, su último
reducto, en esta lucha contra la lengua.
Pedro Salinas, El defensor
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