domingo, 25 de enero de 2015

PRESENTACIÓN DE 'NI UNA PALABRA DE ESTO'



 




















Contrabajo: Ginés Peregrín Pérez
Fotografías: Juan Luis Viciana Artero



      La poesía es una especie de alquimia de las palabras: no solo se dice lo que está escrito; se dice, se entiende, lo que no se escribe; transforma en oro lo que es plomo en el pensamiento y aun en la expresión. Es un prodigio que se produce, no en el texto, sino en el lector. Y se produce, además, un convencionalismo tácito, inesperado y, a veces, ilusorio: damos categoría de verdad incontrovertible a lo escrito por el poeta, pues suponemos que el texto es emanación misma de su ser.
Hacer poesía no es ordenar palabras bonitas, o enigmáticas, ni articular un discurso epatant  basado en el virtuosismo formal. A veces la poesía es anfibia, y repta entre la sensibilidad más amable y la expresión más descarnada. A veces la poesía se comporta como las personas y, junto a lo que de sublime hay en nosotros, aparece el vocablo violento, la imagen escatológica y vulgar que también reside en nosotros.
Ni una palabra de esto es un ejemplo de todo lo que acabo de decir. Absténganse de leerlo quienes busquen en la poesía un depósito polvoriento de palabras bellas y sentimientos puros. La pureza en el hombre no existe y en la poesía de Germán tampoco. Hay en este libro una verdadera diatriba contra los poetas poetísimos, y contra la poesía concebida como función, o como redención.
Pero junto a la deserción con respecto a lo intelectual ("El trabajo de escribir poesía es el más parecido / al de maquillar a un muerto"; "Los versos gotean al compás de grifos estropeados".), a lo metafísico ("Nueve meses para nacer. / Toda una vida gestando la muerte."), junto a la abjuración de lo que postergamos para un futuro incierto ("Tenemos todo el tiempo por delante / ofreciéndonos su zanahoria"), surge la ternura de un momento de juego con Jara, la conciencia de que "el amor / o es urgente / o no es amor..." y el desconcierto que produce el hábito, la rutina, la pereza sentimental de los proyectos a largo plazo.
Hay series de poemas en este libro que nos ennoblecen y nos advierten del peligro de los clichés; otros que nos molestan en lo más íntimo; otros que nos indignan (como la magnífica serie de Sherezade); y otros que deberíamos leer todos a los que nos gusta escribir, como este en el que leemos el tamiz de la tristeza, el filtro del desencanto, el reconocimiento de nuestra ineficiencia vital:


La vida sigue coloreándose a mi alrededor
y yo obstinado en reescribirla
sobre un viejo cuaderno
de primaria gris.
 
Este Ni una palabra de esto de Germán Guirado, cuarta entrega de la Colección Máquina de escribir, de La oficina Ediciones culturales, es un libro que inquieta y reconforta a partes iguales. Como la palabra de un amigo.


José Escánez Carrillo, profesor y escritor



 


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