jueves, 25 de abril de 2013

DESPUÉS DE TANTOS AÑOS


                                      Encadenado, fotografía realizada por Jorge Rueda



Después de tantos años
continúas persiguiendo la belleza.
Pasas horas y horas en manos de alguien
que no la alcanzará jamás.
Pretendes a toda costa una porción diminuta de belleza.
En el tambaleante soniquete del reloj despertador
no aparece.
Se marchita en la ducha apresurada,
en el atasco matutino,
en la compañía inexacta.
Sobrevives obstinada en atisbar sus pasos
pero ella sigue siendo mucho más veloz
y no piensa detenerse en grotescas ceremonias sociales,
en somníferas juntas de comunidad de propietarios
de la nada. 
La belleza no pertenece a nadie y por ese motivo llora
a lágrima finada en las cenas de empresa,
en los cumpleaños infelices,
mientras tú apuestas la vida
a cambio de retenerla
tan solo un instante
en el casino insomne de tu almohada,
perdiendo tu pelo,
despintada en tus labios.
Todavía no descubriste que siempre
se ausenta en navidad
y no pide permiso para emborracharse en la mesa
cuando aparece la paella de los domingos,
el muestreo completo de preguntas retóricas.
A estas alturas crees a muerte en la belleza inmortal,
por eso no desfalleces tras su rastro
y planeas viajes de atractivo planeado.
Mas deberías saber,
para tu información,
que la belleza nunca sucumbirá
porque nunca llegó
siquiera
a nacer.
No deseó instalarse en una fría habitación de hospital
bajo la atenta mirada
de otros resignados buscadores
de belleza.
Y prefirió la eterna permanencia en el recuerdo
de quienes
alguna vez,
en el estrangulado garabato de un niño,
creyeron adivinarla.


De Escritos de lápiz de labios (Ediciones Vitruvio, 2012)


 


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